Resulta maravilloso o cuanto menos llamativo descubrir que un deporte es capaz de reunir a un país entero más allá de sus diferencias o conflictos internos. El fútbol, tan querido y tan odiado al mismo tiempo, ha conseguido colarse en todos nuestros hogares, robándonos instantes de nuestra vida cotidiana y logrando interesar incluso a aquellos que tanto renegaban de ello. Ilusión, esperanza, confianza y muchos nervios son los sentimientos que se agolpaban en nuestras cabezas y corazones mientras seguíamos la retransmisión del campeonato de Europa aún sin creernos que pudiéramos llegar a lo más alto. Pero así fue, ellos lo consiguieron, alcanzaron la victoria y la compartieron con todos los españoles que partido tras partido, les habíamos acompañado en esa larga carrera de fondo.
Imposible es: Volar, parar las balas, ser invisible, leer la mente, parar el tiempo, respirar bajo el agua, atravesar muros, vivir para siempre. Impossible is nothing.Pero la Roja nos tenía preparadas muchas más alegrías. Nos hicieron disfrutar con su juego, con su unión, con sus constantes agradecimientos por nuestro apoyo, con sus ganas de superarse. Aún recuerdo ese último partido ante Holanda en el mundial de Sudáfrica. Cómo sufrimos, parecía que los minutos pasaban demasiado deprisa y el triunfo se estaba haciendo esperar. Recuerdo cómo nos mordíamos las uñas mientras soñábamos con ser campeones del mundo. Y una vez más, ellos tocaron el cielo, entre lágrimas de felicidad y satisfacción, alzaron la dorada copa del mundo. Y su triunfo, volvió a ser el nuestro.
Adidas con la selección española de Fútbol :)