viernes, 25 de febrero de 2011

Las chicas de oro de Atlanta 1996.

La gimnasia rítmica es un deporte minoritario, poco conocido y menos aun reconocido. Esta disciplina comenzó practicándose de forma individual, es decir, una gimnasta salía al tapiz y realizaba su ejercicio acompañada de un aparato (mazas, pelota, cuerda, aro y cinta). Pero fue en las Olimpiadas celebradas en Atlanta 1996 cuando la Federación Internacional decidió que se incluía una modalidad más, la de conjunto, con seis gimnastas en el practicable. Hasta entonces, los países pertenecientes a la antigua URSS dominaban el panorama mundial y las demás potencias europeas trataban de alcanzar el tan soñado nivel ruso, búlgaro o ucraniano.
Sin embargo, una vez más el deporte español lograba sorprendernos. España presentaba un equipo formado por Nuria Cabanillas, Estela Giménez, Marta Baldó, Estíbaliz Martínez, Tania Lamarca y Lorena Guréndez que había alcanzado el nivel óptimo y se encontraba inmersa en una constante lucha por el primer puesto en el podium durante los campeonatos previos a las Olimpiadas, su mayor y principal objetivo. Así, entre entrenamientos, preparativos y muchos nervios llegó la fecha tan esperada. Y España cumplía con creces las expectativas subiéndose a recoger la primera medalla de Oro entregada a un conjunto en unas Olimpiadas. Resulta emotivo recordar las lágrimas de una de las componentes, Tania, mientras sonaba el himno en su honor y como sus compañeras le decían: ¡Para! A lo que ella sollozando contestaba: ¡si es que no puedo! Su imagen recorrió los periódicos y televisiones españolas mostrándonos la fragilidad de esas simples niñas que habían conseguido algo inimaginable. Si por algún fallo, por un segundo en el que pierden la concentración o porque los nervios y la tensión les hubieran jugado una mala pasada no hubieran ganado, su esfuerzo y dedicación habría sido el mismo pero por desgracia su reconocimiento no habría sido ni comparable al que fue.
Desafortunadamente, no todo fueron sonrisas, halagos y promesas sino que la publicidad y los intereses económicos se interpusieron entre el equipo español y su medalla dorada. Minutos antes de salir al podium, el presidente de la federación les dio unos maillots con el logotipo de Campofrío para que los lucieran en la ceremonia de entrega de medallas. Ellas sin dudarlo, obedecieron, recogieron su metal tan preciado y se prepararon para la cena oficial en homenaje suyo. Pero cual fue su sorpresa cuando su entrenadora les contó, entre secretos, que si alguien les preguntaba el porqué de su maillot, explicaran que fueron ellas quienes habían diseñado el logotipo y que daba la casualidad de que era muy parecido a una marca española. Y os preguntaréis ¿porqué no contaron la verdad? Pues porque estaba prohibido llevar cualquier tipo de publicidad en los maillots y por ese acto publicitario, peligró por unos instantes su triunfo.
En definitiva, este no es más que uno de los muchos casos en los que la publicidad mal utilizada es capaz de dar lugar a consecuencias tan inesperadas como pésimas. Pero también, es la labor publicitaria la que ha dado a conocer este deporte a través de Almudena Cid y su aparición en los medios de comunicacióno como imagen de alguna marca aunque probablemente muchos de vosotros no sepáis que es la única gimnasta en el mundo que ha logrado estar en cuatro finales Olímpicas.





El poder de la publicidad reside en aquellos que saben utilizarla.

2 comentarios:

  1. Que miedo que un triunfo tan trabajado y merecido se pusiera en peligro por la ambición de unos pocos poderosos a mostrar su marca por televisión. Hay que saber donde están los limites y saber utilizar la publicidad de modo que no perjudique a otros.
    Una vez mas nos muestras otro triunfo del equipo español al cual teníamos muy infravalorado :)

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  2. Estoy de acuerdo con Vane, todo tiene su límite auque a menudo como este caso se traspase! además me encanta que lo haya redactado una enterada en el tema! jaja =D

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